10 / 10 / 2023
En nuestro empeño por que el trabajo vinculado al mundo cooperativo sea conocido por el resto de la sociedad, continuamos dando voz a las mujeres de las cooperativas de nuestra región y en esta ocasión tenemos el gusto de presentaros a Raquel de Dios de la Fuente, socia de la cooperativa COCOPE, sección vitivinícola ubicada en la localidad vallisoletana de Peñafiel.
Relativo a tí y a tu cooperativa:
Mi nombre es Raquel de Dios y vengo de una familia con tradición agraria en la que mis padres han sido agricultores desde siempre en Canalejas de Peñafiel, en Valladolid. Yo he vivido allí siempre y desde mi infancia he acompañado y ayudado mucho en el campo a mi padre. Ya en el 2014, cuando ellos se jubilaron, nos dejaron las tierras, instalaciones y maquinaria a mis hermanas y a mí.
Yo trabajaba de administrativa y los trabajos me los hacían mis cuñados. Pero desde el año 2022 decidí hacer un cambio en mi vida y lanzarme a explorar nuevos retos. Así dejé mi trabajo de administrativo en el que llevaba 20 años y me hice autónoma; ahora soy agricultora. Los cultivos que tengo son viñedo y una plantación de encinas truferas.
Trabas no, aunque sí tienes a veces sensaciones raras…En ocasiones, cuando empiezas a participar en las actividades de la cooperativa y a hacerte más visible, crees sentirte observada porque parece que te miran diferente… como diciendo: ésta solo está aquí para aparentar que es agricultora. Pero a mí eso nunca me ha frenado. Yo voy a mis tierras y hago lo que tengo que hacer.
A veces la situación es un poco graciosa porque cuando estamos mi marido y yo y preguntan algo del campo, suelen dirigirse a él porque creen que es él quien sabe y el que hace los trabajos del campo.
La incorporación a la cooperativa fue buena; aunque los primeros años, mi participación no era grande. Al principio sólo asistía a las reuniones generales y cuando llevaba la uva a la bodega. Desde siempre he visto a mi padre trabajar con la cooperativa COCOPE y tener muy buenos resultados tanto a nivel personal como laboral, ya que al final la unión hace la fuerza. Desde hace un tiempo estoy más involucrada en la bodega y en la toma de decisiones, ya que desde el año 2019 pertenezco a la junta de Bodega PINNA FIDELIS, sección Vitivinícola de la Cooperativa COCOPE
En general, las mujeres solemos dar visiones y enfoques diferentes al que tienen los hombres, lo cual es magnífico para enriquecer las opiniones y los puntos de vista….. Creo que el análisis de las opciones tomadas desde distintas vertientes, mejora las decisiones.
En la Cooperativa de cereal hay 4 mujeres y 9 hombres y en la bodega hay 3 mujeres y 7 hombres. Socias activas en la cooperativa somos 20.
No, de hecho, con la visión que tengo ahora creo que me debería haber hecho antes agricultora, sin pensarlo tanto.
Pues yo le diría que tenga paciencia; el trabajo en el campo es sacrificado y con riesgos pues no todos los años recolectas lo mismo. Es un trabajo que tienes que construir a base de muchos años. La climatología es muy cambiante, dando temporadas de tiempo seco que se alterna con otro muy lluvioso; y así, nuestra labor, siempre dependiente del cielo.
Pero también resulta un trabajo muy gratificante ya que eres tu propio jefe, además de ver nacer y cuidar los árboles o los frutos que luego vas a vender.
En Cocope tenemos en marcha el estudio y análisis de distintas medidas que ayuden a paliar el problema del relevo generacional de socios, y entre ellas está sin duda el fomento de la incorporación de las mujeres.
¿9. Qué podrían hacer como siguiente paso?
Ahora mismo se están barajando distintas alternativas que esperamos pronto podamos poner en marcha para que las mujeres vinculadas a la cooperativa se animen a participar de manera más activa.
Su mensaje a las cooperativas:
Como decía, el trabajo en el campo es sacrificado, no hay horarios, siempre pendiente de la climatología, y las cosechas varían de un año a otro. Puedes ganar mucho dinero un año, pero otro año puede venir mal por lo que es importante saber administrarse. La maquinaria hay que estar continuamente renovándola. entonces es difícil que la gente joven se quede en el campo, sin conocer a priori la rentabilidad de la campaña y con unos horarios variantes.
Que la agricultura siempre se ha visto como un trabajo de hombres, es un mundo muy cerrado y tienes que ser decidida y fuerte emocionalmente para emprender. Los hombres son los que trabajan las tierras pero en muchas ocasiones, las decisiones de qué comprar y cuándo vender, las toman las mujeres, que eso también es importante para ganar dinero.
Desde siempre, nuestras abuelas, nuestras madres, han trabajado cuidando la casa y la familia, y luego en el campo en época de cosecha, pero nunca se las ha dado ni la visibilidad ni el reconocimiento que merecían.
Desde mi punto de vista, se tendría que dar más visibilidad a las mujeres que trabajan en el campo, para que otras que no se atreven, se animen y decidan a dar el paso para hacerse agricultoras y ganaderas. Creo que desde la cooperativa, que es donde conocen a las mujeres agricultoras o que pueden querer serlo, deberían hacer de nexo de unión y juntarnos para poder hablar entre nosotras e intercambiar impresiones.
Hacer ver a esas mujeres que en las juntas y asambleas se habla de temas del campo en el que también nosotras trabajamos, pero es recomendable tomar otra serie de decisiones de las que cualquier persona, sea hombre o mujer, con más o menos formación, puede ser capaz de tomar.
Que se animen, que prueben, que tenemos el deber de saber que pasa dentro de nuestras cooperativas desde dentro.